Hace unas semanas, el gobierno de Mauricio Macri volvió a perpetrar un ataque contra los trabajadores al prohibir la realización de asambleas en las oficinas públicas y en hospitales de la Ciudad.
Mediante la Disposición 40 del llamado Ministerio de Modernización, el macrismo pretende que las asambleas solo puedan ser “solicitadas” por los delegados exclusivamente, quedando la decisión de permitirlas (o no) en los funcionarios de cada dependencia.
A pesar de del rechazo de algunos legisladores kirchneristas, este ataque directo a la organización sindical fue avalado por el SUTECBA, que no abrió la boca porque la medida legaliza la regimentación que esa organización impone por la fuerza en las dependencias.
Esta política anti-sindical no es un rayo en cielo sereno, sino que persigue el objetivo de desmovilizar a los compañeros y regimentar la organización independiente en los lugares de trabajo. La sufren los compañeros del Colón, los docentes que enfrentan despidos por luchar contra el cierre de cursos, los trabajadores del Borda que se organizan contra el desmantelamiento, los enfermeros que se oponen a la liquidación de la cerrara profesional.
Por su parte, ATE presentó una medida cautelar a la cual la Justicia le dio la razón en primera instancia, suspendiendo momentáneamente la medida macrista. Sin embargo, es necesario garantizar la libertad sindical organizando a los compañeros en cada una de las dependencias sobre la base de pliegos de reclamos (empezando por la carrera administrativa y el pase a planta de los contratados) y planes de acción para imponerlos, involucrando, fundamentalmente, a las 22 juntas internas de ATE que Macri no quiere reconocer.
Estatales en Lucha – Municipales
Lista violeta de ATE
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