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martes, 6 de noviembre de 2012

Editorial

Con los métodos clasistas se puede. Ahora, al paro nacional.

El año 2012 ha sido marcado por importantes victorias de los trabajadores estatales, en la provincia de Buenos Aires y en organismos nacionales. El triunfo de la huelga de 7 meses del INTI contra el decreto de recortes salariales de CFK, la rebelión provincial contra el desdoblamiento del aguinaldo del gobierno Scioli-Mariotto, y, más reciente, la histórica huelga general de la Dirección General de Escuelas en La plata.
Todas victorias impulsadas con los métodos clasistas, las asambleas y los planes de lucha generales.
Alguien podrá decir que se trata de luchas defensivas, lo son, porque el marco de intervención de la clase obrera es la crisis del “modelo” y su política contra los trabajadores para sostenerlo, pero se trata de triunfos contra esa política.
Partimos de ese balance.
Ahora bien, ¿cómo la seguimos? Porque el ajuste sigue, no tienen otra política para continuar el pago serial de la usurera deuda pública que llaman “desendeudamiento”, aunque interrumpan los comedores de nuestros niños para hacerlo.
Tenemos que superar los obstáculos que nos presenta la realidad sindical.
La división de las centrales sindicales está provocando un efecto cascada en nuestros sindicatos, la kirchnerización de la conducción de ATE capital divide las medidas de fuerza. En provincia hemos superado esas divisiones a partir de las juntas internas combativas que se colocan a la cabeza, unificando a todos los trabajadores, sin distinción de gremio ni convenio. Poniendo por delante los intereses de clase, de conjunto.
La cooptación de sindicatos y centrales al gobierno es nefasta, pero a ella no le podemos oponer la competencia de aparatos rivales, sino una política de clase que nos unifique en la lucha por un programa definido.
En ese camino hemos rechazado la nueva ley de ART, cuya letra la escribió la UIA y su aprobación garantizada por el voto K y del macrismo. Los presuntos “progresistas” del kirchnerismo levantaron la mano por la ley de las “corpos”, debemos llamar la atención de la juventud trabajadora en este punto.
 De esta manera vamos definiendo un programa de los trabajadores, una salida propia frente a la crisis que nos distingue de la oposición sojera, devaluacionista y partidaria de un tarifazo para sostener las privatizaciones, aunque lo disimule.
El presupuesto 2013 de la provincia de Buenos Aires tiene un mayor achique, en salud, desarrollo humano y educación, peligrando antes de esto, el pago de salarios y aguinaldos del mes de diciembre.
Es un presupuesto del hambre y hay que declararle la guerra, que no nos vengan con la “gobernabilidad”.
Los planes de austeridad nacionales llegaron incluso al recorte salarial de prefectos y gendarmes, develando no sólo una crisis interna en el gabinete del ejecutivo, sino una crisis fiscal aún mayor que llega a ajustar aún al sector del estado encargado de reprimir justamente la resistencia obrera contra el ajuste.
Las paritarias van siendo devoradas por la inflación, se plantea su reapertura y el doble aguinaldo, como necesidad. Esto como los 7000 de básico, la anulación del impuesto al salario, el aumento y unificación en los mayores importes del salario familiar sin tope alguno, el 82% móvil, son reivindicaciones vitales, lo mismo que el pasaje de todo negro al básico, como están planteando y luchando los compañeros de Educación La Plata.
Nada de parálisis sindical. Nada de compromisos con los gobernadores que son todos ajustadores como los mostró De la Sota, Peralta, Bonfatti o el propio Scioli que juega de las dos cosas a la vez.
La CTA y CGT opositoras convocarán a la huelga general para fines de noviembre, según han prometido.
Está planteada una enérgica campaña de asambleas en los lugares de trabajo y plenarios de delegados preparando la parálisis total para ese día.
Cuando la clase obrera se mueve no hay “golpismo” ni “destituyentes” que valgan, como pretende el kirchnerismo en su “relato”.  
Estuvimos a la cabeza de las más importantes luchas contra despidos y recortes salariales, poniendo a prueba al clasismo. Planes de lucha escalonados, contra paros domingueros que no van a ningún lado, representantes votados en asamblea contra paritarios elegidos a dedo, la huelga cuando corresponde y los trabajadores están maduros para ella, los métodos del clasismo.
Así construimos una nueva dirección en ATE y en todo el movimiento obrero.
Laura Kohn

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